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¡A meditar!


Antes que nada, decir que creo en la meditación y en todos los magníficos atributos que los profesores se han encargado de darnos a conocer. También estoy de acuerdo en lo que dice el profesor: "No te creas nada, simplemente compruébalo..." he ido, y sigo, predispuesto para CREER y seguir creyendo, I believe.

Todo empieza así: estás un día tan tranquilo en clase o en la cantina y por "H" o por "B" te llega el típico díptico con los cursillos del segundo cuatrimestre, ¡Créditos brutos de libre elección! Buscas el cursillo más interesante, que si crítica cinematográfica, que si Photoshop, que si aprender a escupir a una legua...Ves alguno que te interesa, y lo dejas pasar para más adelante, teniendo en cuenta que si se da la oportunidad no estaría mal sacarse algunos créditos.




Un día te cruzas con un amigo y te dice: "¡Yeeeee! ¡Jesúuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuus! Que nos hemos apuntado al cursillo de Meditación, ¿Te apuntas? Será una chorrada...", el PARA MÁS ADELANTE acaba de llegar.

Llegas al curso, se han apuntado a por los créditos, puros y duros, tres amigos, tu propia hermana y algún que otro incauto. Nada más entrar el profesor se presenta, te enseñan libros de Parambansa Yogananda y te dice; "Que levante la mano el que ha venido por los créditos."...Nos miramos todos los asistentes, el 80% SABEMOS porque estamos allí pero nos da vergüenza admitirlo. Con satisfacción por no haber ninguna mano levantada el profesor añade: "Porque quien quiera me lo dice, firma, le doy los créditos y ya no hace falta que venga más...", nadie se levanta y esas palabras SERÁN RECORDADAS durante el resto del curso.


El primer día explicación de hora y media, que será comportamiento habitual durante el resto de días del curso. A esto le sigue ejercicios de preparación  y las prácticas de meditación, así son las clases. 

Problema, para meditar se requiere la espalda recta y que no haya ninguna parte de tu cuerpo tensa  (para relajarte) perooooo...te pongas en la posición que te pongas siempre tendrás alguna parte de tus piernas o cuerpo tensa -al menos en las primeras sesiones-, que si posición de monja (lo que implica que en alguna de tus reencarnaciones eras una monja, nadie se pone así, nadie quiere haber sido una monja en su reencarnación), que si te sientas sobre los pies, que si en el banqueta pequeña, etc, imposible, la tensión es insuperable. Si a esto le añades una comida copiosa y una molestia constante de costillas por un codazo jugando al futbol, imposible meditar. La primera en la frente.




Al final has conseguido "algo" de concentración, al principio todo va bien, pero cuando pasan unos minutos y los demás hacen como que meditan, te pones a pensar en la mona de pascua, con las piernas a punto de explotar por la tensión de la posición, la espalda ya mas doblada que una percha y las costillas molestando, ¡Que acabe el ejercicio ya!

Luego está el tema de los Ejercicios de Energetización, es como el aerobic pero orientado al yoga y la meditación, son posiciones con afirmaciones, como por ejemplo, mientras mueves rápidamente las piernas y brazos hacia delante dices: "¡Estoy listo y preparado!". Hay uno que  se trata de frotarte varias veces enérgicamente el cráneo y pelo, diciendo: "¡Despertad mis pequeños, despertad!"...Miras las caras de tus amigos, como están a punto de partirse de risa conteniéndose como pueden, te entra la risa y te aguantas como puedes, ¿Porque? Nos recuerda a esto: Pitito...Despertad si... ¡CASI IMPOSIBLE AGUANTAR LA RISA! Despertad mis pequeños despertad....



También hay otro tipo de ejercicios, los de relajación, te tumbas y te hacen inspirar y expirar rítmicamente para que te relajes. Nos ponemos en posición acostada, todos relajándonos, tranquilos, oímos la voz del instructor del cursillo como nos dice tal y cual, llega un momento en el cual ya ni le escuchas, te pones a pensar en el bien y el mal, cómo salvar el mundo, el jetty y sus discusiones con el  "juggernaut" -es inevitable-, y cuando quieres darte cuenta el profesor está diciendo: "Ahora el pie izquierdo, ahora el pecho derecho, ahora el gemelo..." ¿De qué habla el profesor? ¡Qué están haciendo un ejercicio! ¡Ya me he perdido! Tardas un rato en volver a coger el hilo o ni eso, simplemente estás deseando que pase el ejercicio sin que nadie note que estas perdido.




Uno de esos días de relajación tumbado, mientras divagas, se produce otro fenómeno curioso, de repente oyes RONQUIDOS, tu cerebro se centra y piensa, ¡NO PUEDE SER! ¿Alguien se ha dormido? Prestas atención con tus sentidos extrasensoriales, el sentido arácnido, y notas como el resto de gente está tratando de aguantar la risa... ¡Donde está la concentración y relajación! Es imposible, la risa te invade y, como puedes, tratas de evitar descojonarte de risa ¡Concéntrate...! ¡Piensa en otra cosa! ¡No te descojones a carcajada limpia! Al final acabas deseando que acabe ya la meditación tumbada o simplemente tú también te duermes.

El punto álgido llegó un día, llegamos de buena mañana, un maldito sábado a las 9 de la mañana, en el edificio 1,2,3 de la universidad, no debe llamarse de otra manera. Ya en los ejercicios de relajación ves a uno de tus compañeros como está al borde de la carcajada más sonora, pero aguanta agachado simulando la pose del águila, que campeón es. Se controla como puede, tú miras para otro lado para aguantar con honor. Seguimos  haciendo movimientos laterales mirando todos hacia el mismo lado, en cuanto me giro al lado opuesto donde esta mi compañero y sé qué él me mira el cogote cierro el puño y levanto el dedo corazón a medio metro de su cara, ¡Hu-Ha! En un instante surge de su boca una medio risa incontrolable que no puede aguantar, mi hermana se contagia de su risa y ya casi no puede aguantarme, yo que sé qué ha pasado hago lo imposible por no descojonarme...Al final conseguimos medio controlarnos, no sin que una pobre persona sin corazón hiciera el típico: "Tschhhhhhhhhhhhhhhhhhh" en reclamo del ansiado silencio. Al rato nos ponemos a hacer los ejercicios tumbados y veo que mi hermana se convulsiona descojonándose, todavía le quedaba cuerda.

Que mal se pasa.





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