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El día de los ojos a la parrilla y el Factor X.

¡¡Piripipi---piripipiIIIII---piripiPIIIII---piriPIPIIII!!

Golpeas el despertador con saña, tratando de romperlo más que apagarlo ¡Deja de sonar maldito! 
Abres un ojo, abres el otro, ¡Uf! ¡Qué molesta legaña! Vas al aseo a quitártela. Cae sobre tu nariz como una  gigantesca roca de la luna ¡Pum! ¡Vaya pedrusco!
Te miras en el espejo. Será un día normal.

(Eso crees...)

Ducha normal, que tranquilidad, y que frío al salir.
Coges el coche y te vas de camino a la universidad, tráfico normal, llego dos minutos tarde, normal.

Entras a clase, la profesora está ya dentro pero todavía no ha empezado. Empieza  y la clase transcurre con el habitual aburrimiento ¡Va demasiado rápido! Te da tiempo a copiar menos de la mitad, ya se lo pedirás a algún compañero informatizado.

La profesora avisa de las prácticas que serán por la tarde, menos mal que me da tiempo a volver a casa y comer. Estás intranquilo ante las famosas y difíciles prácticas, ¿Cómo serán? Acaba CIE. Tienes hambre, mucha hambre, ya no te queda azúcar en el cerebro.

Llega la siguiente profesora, la de economía, traje negro de noche, corto, con gran escote...¿Vendrá de una fiesta o se irá ahora? Empieza a hablar, bostezo, sigue hablando, bostezo, continúa, bostezo, pregunta cosas, respondes, ni caso, tienes mucha hambre, vuelve a preguntarlo, respondes un poco más alto por si no te ha escuchado, ni caso, vuelve a preguntar, te callas y tomas nota mental: "Regalo para profesora, Wisper XL para sordos", bostezas. ¡Qué hambre! Me comía la mesa entera. Dos horas de economía, buf, que pesadez.

Miras el reloj, ¡bien!, ya queda media hora para irte a casa a comer. 

Pasa un cuarto de hora y la profesora dice: "Bueno, vamos a tomarnos ya el descanso y continuamos...". Se te cae el mundo encima, el hambre vuelve al ataque, ¡Va a continuar hasta las dos! nooooooooooooo. 
Ya no podrás volver a casa a comer, te toca quedarte en la universidad, que remedio. ¡No te has traído las pastillas! Recórcholis. El primer día de las tres horas de economía, los martes van a ser divertidos.

Acaba la maldita clase, te vas hacia la cantina a comer, el hambre te hace sufrir alucinaciones, quieres comerte lo que sea. Para mayor mala suerte la máquina no tiene cambio, le metes un euro y te devuelve dos de cincuenta céntimos, ¿hola? Compra un compañero con moneditas y ya puedes comprar tu agua mineral, natural y un poco fresca. Tus compañeras tardan casi media hora en comprarse la bebida, no es tan difícil, dinero, apretar y sacar producto.

En la cantina no te decides entre pollo o panga, pollo o panga, pollo o panga, pides pollo con ensalada cuando tu yo interior sabe que va a ser poca comida, no haces nada para solucionar el conflicto con tu yo interior. La chica de la caja te devuelve mal, miras el cambio, miras a la chica, tu cerebro piensa cambio de 10 euros, no de 5, error...Le dices a la chica con buenos modales que le has dado un billete de 10, tu cerebro arde pensando, estafadora. Ves a unos amigos con los que te saludas. y entablas conversación Te acabas la comida y tienes MÁS hambre. Una mujer te pide el aceite y la sal, se lo das con buenos modales, más tarde te das cuenta que está sentada junto a tu profesora de primera hora, ¡son las mujeres de las prácticas!

Estando en la cantina entiendes por qué tus compañeras han estado media hora en la máquina y han comprado dos pasteles de Trufa. Las ves abrir un pastel y luego el otro, los juntan, sacan dos velas-una con un dos y otra con un cero- y las introducen en los pasteles, sacan un mechero y lo encienden ¡Van a celebrar el cumpleaños de una de ellas delante de todo el mundo en la cantina! ¿Hola? Le aconsejas a la cumpleañera que sople pronto, por el ridículo más que nada, se ríe muy a gusto y no puede soplar, te sientes observado por todo el mundo. Le adviertes que como no sople se van a derretir las velas, se sigue riendo y todo el mundo ya os mira, piensas en irte de ahí para no hacer más el ridículo, miras hacia arriba y piensas que gracioso sería que saltar la alarma anti incendios que tienes encima de la cabeza... ¡Le dices que sople ya! Al fin sopla, con la vela medio derretida y el pastel medio manchado de cera, vaya vergüenza.

Hora crítica, las prácticas. Llegas al aula de informática con el tiempo justo. La profesora de teoría, que estaba con la que te ha pedido el aceite en la cantina, se ha pasado las dos primeras horas de la mañana insistiendo en cómo escribir bien, luego llega la susodicha profesora de prácticas y se pasa todo por el forro, ¿de qué ha servido tanta insistencia si luego hace lo que quiere? Para más inri, unas prácticas importantes y los resultados no coinciden, escribes un titular y subtitular y en la posible solución propuesta la profesora se ha inventado los datos. Vaya prácticas más tristes.

Sales de la universidad, a las 17:00, con destino a comprar el pan de centeno para toda la semana, atasco y más atasco en el centro de Elche, cada vez da más asco. Lo compras y te vas al Corte Inglés. Allí te compras un libro que necesitabas y unas galletas muy buenas.

Llegas al Carrefour, aparcas en uno de los diminutos aparcamientos. Entras, y te vas a por lo tuyo, jamón cocido, pavo de pollo y salchichón, todos ellos sin conservantes, colorantes y sin lactosa, ¡Toma ya que combo! Lo encuentras, excepto el pavo, no queda. Mi cerebro recuerda que no vendría mal comprar tortitas de arroz, voy a su búsqueda.

Tras diez minutos buscando, las susodichas tortitas, te preguntas por qué no hay letreros que indiquen el horror que aguarda en casa esquina, no ¿para qué? te buscas la vida como puedes. La gente te empieza a mirar, como diciéndote: "¿Qué hace este hombre raro dando vueltas sin parar?", en tu cerebro está la respuesta: "¡Solo busco las malditas tortitas de arroz!", no, no busco un tesoro. No están al lado del pan tostado, ni con los cereales...no hay reponedores para preguntarles, nada. Al final las encuentras de suerte, claro, aquí estaban, donde nadie lo buscaría...Carrefour, tu táctica de mover los productos para que la gente dé vueltas y los busque, propiciando la compra impulsiva, no ha dado resultado conmigo ¡Comete esa!

Sales hacia las cajas, no hay mucha gente, ves la cabecita de una que está "aparentemente" sola. Sí, lo está, se va a abrir la caja. Compruebas que tu companaje está más que caliente, veremos si cuando me lo coma me dará cagalera, malditas tortitas.

Cinco minutos más tarde la cajera sigue abriéndose la caja, y sabes que recordarás ese día una temporadita y que nunca olvidarás el amor que le profesas al Carrefour.

Sacas el coche del diminuto aparcamiento con destino a la casa de la novia. Son, ni más ni menos que: las 19:30...Te preguntas, ¿cómo han podido pasar dos horas y media para comprar cuatro tonterías? Recuerdas la hora perfectamente, sí, las 19:30, ¿Qué por qué? A esa hora por la autovía dirección Murcia EL SOL TE FUNDE LOS OJOS, no hay nada que pueda salvarte de esa molestia, vas jodido todo el viaje hasta abandonar la autovía.

Una vez has abandonado la autovía estás cansado y con los ojos a la parrilla, ¿qué suele pasar cuando vas así? Coche delante de ti a velocidad del caballo del malo, y claro, no puedes adelantar porque por el otro lado vienen coches esperándote. Te aguantas.

Antes de entrar a casa de la novia vas a comprar los cereales que te faltan, sin trigo, sin lactosa y casi sin nada...No te fías de los árabes que están sentados cerca de tu coche, guardas con disimulo la compra del Carrefour bajo la manta del asiento de atrás, tu cerebro piensa: "Si me ven meter cosas en el maletero seguro que lo roban". Llegas al Manper a comprar los cereales, no los encuentras, buscas, otra vez igual que el Carrefour, ¡No! pero al fin los ves, estaban a la vista, a la vista de quien mira...Vuelves al coche con una bolsa, al pasar por un banco un moro te pide algo, le dices instintivamente que no, te vuelve a decir una cosa, no lo entiendes, ¡quítate el calcetín de la boca! al fin te das cuenta que quiere tu boli para apuntar no sé qué. Llegas al coche con una bolsa y tu cerebro piensa; "Si dejo una bolsa y me voy sin nada sabrán que he dejado algo", así que dejas una bolsa y coges otra con alimentos algo perecederos, el companaje...¿Paranoia?

Llegas a casa de la novia totalmente molido, y te dice: "Vamos a acompañar a mi hermana (a partir de ahora Factor X), que no sabe ir al polideportivo", vas andando medio escocido del cansancio, hay mosquitos por las palmeras y puentes. Llegas a un camino de tierra y te ves pasar un coche a toda velocidad, te apartas, y al volverte, para contemplar la nube de polvo, ves venir a lo lejos a una familia de ciclistas totalmente cubierta por la tierra, de repente desaparecen ¡Oh, no! El polvo se los ha llevado, el monstruo del polvo ha hecho presencia, ¡ya no volverán a ser una familia! Pero al instante te los ves aparecer estoicos y medio intoxicados. Llegas al polideportivo con Factor X y te vuelves a casa de la novia.

Piensas, que gusto sentarme un rato sin conducir ni nada y ver la tele. La tele no va, hay que llamar al servicio técnico, ¡Viva la vida! Te quedas mirando las musarañas mientras la novia prepara la cena e investigas el posible caso de la abducción de la imagen. Llegas a la conclusión que es fallo electrónico...Ya llamarán al servicio técnico.

Estás molido, son las 22:30 y le comunicas a la novia que te vas a casa, solo quieres volver a casa y morir, vaya día.

Buenas noches, y buena suerte.

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