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Las misteriosas desapariciones

(Relato basado en un hecho real, cualquier parecido con la realidad NO es mera coincidencia).
Érase una vez un hombre feliz.



El hombre feliz vivía muy tranquilo en su mundo. Llegó un día en el que le surgió una inesperada necesidad, llevar cierta información de envergadura a otro lugar, ¡oh qué gran problema! Para poder llevar a cabo su tarea pensó que necesitaría un bello y completo lápiz de memoria. Fue rápido y veloz a su socio capitalista, y le dijo "¡Señor adinerado, señor adinerado! necesito un artilugio para poder desarrollar mis estudios", a lo que el señor adinerado contestó "¿Y qué es lo que necesitas?", el hombre feliz, pensó, -ya que el dinero no es mío, pediré lo más de lo más-, y dijo "Es un lápiz de memoria de 16 gigas, cuesta por las 50 unidades monetarias "... El socio capitalista parecía reticente, pero el asunto de que fuera algo para sus estudios acabó por convencerlo. El hombre feliz salió corriendo de su casa y se compró el sistema de almacenamiento, ¡cómo podrán caber 16 gigas en algo tan diminuto!

Un día se dio cuenta de que su estuche estaba roto por un lado, un gran agujero invadía el lado derecho. Era donde guardaba los lápices normales y el lápiz de memoria ¡Qué gran deshonor para el gran lápiz de memoria! ¡Un sitio tan mugriento! Pero no le importó, él era feliz con su lápiz de memoria, iba de aquí para allá destacando con él, todo el mundo se sorprendía "¡Un lápiz de memoria de 16 gigas, qué imponente!"...Podía llevar gran cantidad de datos, iba sobrado.

Un día normal, como cualquier otro, fue a realizar sus estudios superiores. Llevaba con él su lápiz de memoria. Se lo dejo a una compañera que necesitaba cierta información, se lo dejo a otro compañero...Y así pasó la mañana, volvió a su casa y necesitó el lápiz. Fue a buscarlo al estuche y no lo veía, ¿dónde podría estar? Quizá estaba en la cartera, donde a veces lo dejaba, pero no, allí no estaba...Estuvo preocupado, lo buscó durante cierto tiempo, ¡no, lo había perdido! Fue donde realizaba sus estudios y le preguntó a la encargada si le habían llevado alguno, "no", contestó la mujer...Maldita su suerte, ya no sería capaz de llevar tanta información.


Pasó una temporada triste, una o dos semanas, había malgastado 50 unidades monetarias y no estaba muy contento. Se dio cabezazos preguntándose como recórcholis había podido perder tan preciado artículo...Y así transcurrió un año, acabó por olvidarlo al poco tiempo.

Llegó un día que fue a su estuche a ver los bolígrafos, uno no iba y quería sustituirlo. Entonces quedó perplejo a la vez que sorprendido ¡qué coj**** hacía su lápiz de memoria allí! ¡cómo había podido aparecer un año después!, ¡era imposible! pero sí, allí estaba. Por su cabeza rondaron miles de teorías: que su hermana se lo había quitado y se lo había devuelto cuando se acordó, que algún compañero de clase se lo había cogido prestado, que no había mirado bien en el estuche -¡cosa imposible!-...miles de teorías descabelladas, mirara por donde la mirara. Pero era feliz, su lápiz había querido aparecer de la nada, ¡era un milagro!

Disfrutó del lápiz de memoria un tiempo, era feliz con él, podía volver a almacenar casi todo lo que deseaba. Un día por la noche se dijo, "mete el lápiz en el estuche que tienes que tenerlo a mano mañana" . A la mañana siguiente, antes de salir de su casa, fue a comprobar que había metido el lápiz, estaba seguro de que así había sido, pero quería asegurarlo. No veía el lápiz en el estuche, miró la mesa y los cajones, tampoco estaba, desperto hasta a su hermana por si se lo había cogido...Tenía prisa por salir y no lo encontró. De camino a su lugar de estudio, se devanó la cabeza tratando de pensar donde estaría. Otra vez había vuelto a desaparecer... ¡Tenía vida propia!

Llegó a su lugar de estudio, rebuscó por donde podría estar y nada, había desaparecido. Estaba un poco triste...Otra vez la misma historia. Empezó a contarle a una compañera las extrañas desapariciones. No podía ser. Entonces, ¡de repente! ¡de la nada! Empezó a encendérsele una luz, ¡podría ser!... fue corriendo a la cartera, cogió el estuche, se fijó en el agujero y vio que el agujero tenía doble forro, palpó y ¡allí estaba! Se había metido en el doble forro. Ahora ya entendía todo, ya sabía donde había pasado el año de desaparición el pu** y asqueroso lápiz de memoria, un año de relax en el doble forro del estuche...

Poco faltó, pero las venas se mantuvieron intactas.


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4 comentarios:

DM dijo...

El lápiz con los demás lápices.

La lógica se volvió en contra del protagonista de esta historia.

La próxima vez, un GRAN LLAVERO agarrado a ese lápiz, y será más difícil perderlo :P

Tabloide Universitario dijo...

Muy bueno, sobre todo me ha gustado tu palabra "recórcholis" mi gráfica.
Algo parecido he estado escribiendo ultimamente http://poetadelx.wordpress.com/

Kaede dijo...

jajajaj bueno, al menos has resuelto el misterio XD

Diaxpro dijo...

Me ha gustado la verdad, pero en esos casos no se si es porque soy mas impulsivo suelo sacarlo todo del estuche y sacudirlo, algo parecido me ha pasado pero no con un usb!!

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